AMLO contra The New York Times

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Oigan se están llevando muy pesado con eso de andar ventilando los números de celular de figuras públicas. Resulta que el periódico estadounidense The New York Times, publicó un reportaje sobre las investigaciones que supuestamente está haciendo Estados Unidos sobre las supuestas aportaciones del narco a las campañas de López Obrador.

Supuestos, supuestos, supuestos. La neta el reportaje no trae nada contundente. Alguna evidencia, grabación, declaración abierta, nada, solo las fuentes del medio. Por eso, el presidente salió molesto a ventilar una carta donde el periódico estadounidense le pide posturas al respecto. En su afán de venganza, AMLO deliberadamente exhibió el teléfono de la reportera Natalie Kitroeff, lo cual la expuso a los ataques de las huestes obradoristas.

Cuando al día siguiente, otra reportera le hizo notar al presidente que había violado la ley de protección de datos personales, AMLO dijo que lo volvería hacer, que por encima de la ley está su autoridad moral y política, y que si está preocupada la reportera, pues que cambie de número y ya.

Ante esta soberbia, no faltó el trol que consiguió el número de celular de José Ramón López Beltrán, el hijo del presidente, y le aplicó la misma. Le cayó hate al por mayor al vástago presidencial, quien se molestó bastante. De ahí se desató la publicación de números de otras figuras como Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Y ahora parece que la privacidad de nadie está a salvo.

La moraleja de esto es que cuando el presidente se pone por encima de la ley y la viola públicamente, la gente va a salir a hacer exactamente lo mismo, porque la investidura presidencial debe ser un reflejo tanto de la moralidad como la legalidad. Lo que hizo con la reportera del Niu Yor Tain (sic), no es moral, no es legal, ni es correcto. El presidente tiene derecho a la réplica si se siente calumniado, sí. ¿Puede dar pie a que su base linche a una reportera?, no. 

Por otro lado, es evidente que AMLO no trae el control de la agenda estos días. Él planeaba hablar de sus reformas como plataforma electoral, lo cual le hace perder tracción en la comunicación de campaña y partido que lleva desde el púlpito de la mañanera. En lugar de eso, la gente está hablando de si tiene vínculos o no con el narco. Y ante la suavidad con la que los enfrenta, hay suficiente para especular.

A ver si en una de esas no se le descarrila el tren de la sucesión. Todo depende si sale a la luz alguna prueba contundente, si no, todo sigue siendo parte del show.

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