Los verdaderos líderes se crecen en las crisis

Liderazgo
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En política es importante saber cuándo actuar, cuándo irrumpir en el escenario, pero más importante aún es saber cuándo retirarse.

La democratacristiana Ángela Merkel cumplió 15 años como canciller, con elevados índices de popularidad y aprobación de su gestión, y aún le queda casi un año en el cargo. Ha sido su decisión dejar la política al final de ésta legislatura, cuando está en la cúspide de la popularidad después de liderar exitosamente cuatro gobiernos; pues según el último sondeo de la cadena pública ARD de principios de noviembre, Merkel goza del respaldo del 74% de los alemanes, es decir, 21 puntos más que en marzo, al inicio de la pandemia.

En política es importante saber cuándo actuar, cuándo irrumpir en el escenario, pero más importante aún es saber cuándo retirarse. Pocos son los líderes, y por ello, son verdaderos líderes, los que tienen la capacidad de entender que no pueden hacer el efecto represa sobre los nuevos liderazgos que viene emergiendo, por lo tanto, una vez cumplida su misión, deben dar un paso al costado.

La canciller Merkel ha sido la primera mujer, la titular más joven, la primera de Alemania del Este y la primera científica, esto después de una elección en la que si bien logró la victoria su partido -la Unión Democratacristiana -CDU- obtuvo el peor resultado desde 1949. Evidentemente, no fue una óptima situación de partida para la recién estrenada canciller, y muchos llegaron a pensar que sería un liderazgo fugaz, pero logró reponerse rápidamente.

A pesar de que en ocasiones se viera frágil, sin grandes dotes de oratoria y explicando poco su política, fue imponiendo un estilo de liderazgo sobrio, sosegado, pragmático, resiliente y, sobre todo, asertivo. Siempre dirigiéndose a los ciudadanos con franqueza, pero también generando un efecto tranquilizador para el grueso de la ciudadanía alemana.

Electa por primera vez en noviembre de 2005, tuvo que afrontar en 2008 crisis financiera internacional, para luego en 2010 pasar por la crisis del euro, también llamada crisis de la zona euro, que afectó a los países de la zona. Allí le tocó actuar con mucha firmeza y dureza, ofreciendo ayuda para el rescate de Grecia y otros países, pero exigiendo que estos a su vez hicieran serios recortes en el gasto público, trasparentaran las finanzas públicas, y aumentaran la supervisión y controles sobre las actividades bancarias, uno de los generadores de esta crisis. La firmeza y determinación de su proceder en esta eventualidad la hizo impopular en los países de la zona euro, pero, a pesar de las críticas se mantuvo firme con las decisiones que tomó.

En 2015, cuando la crisis de los refugiados era un tema álgido, Merkel abrió las fronteras de Alemania a solicitantes de asilo que huían de guerras y conflictos en Siria, Irak y Afganistán, lo que se convertiría en uno de los hitos de su época de gobierno, esgrimiendo “motivos humanitarios”, a pesar de la férrea oposición de amplios sectores de la sociedad alemana. Su convicción fue tal, de que eso era lo correcto, que ante las críticas ella decía “podemos lograrlo”, y llevó al país a más de un millón de refugiados, generando un gran impacto en la sociedad y en la política.

Ahora en 2020, ha actuado con prudencia en la gestión de la pandemia del coronavirus, orientada siempre al seguimiento de las indicaciones de los científicos y hablándole con franqueza y seguridad a los alemanes, como cuando con toda crudeza en una alocución nacional les dijo “se vienen tiempos bien difíciles”.

Sus decisiones y sus políticas no han estado orientadas por ideologías, sino por un pragmatismo necesario; por lo que ha sido criticada, pues ha tomado importantes decisiones con rapidez y observando las encuestas de opinión, es decir, con una clara lectura de lo que piensan y sienten los ciudadanos. Un ejemplo claro es la decisión de abandonar paulatinamente la energía nuclear, decisión tomada en la primavera del 2011 tras la catástrofe de Fukushima.

La estrategia de sus actuaciones se ha basado en la habilidad política de Merkel de ir tejiendo coaliciones, mientras que, con respecto a los votantes ha sido ir desmovilizando los temas polémicos, polarizantes y divisores, moviéndose hacia el centro del espectro en buscada del votante medio, con una política de centro, alejándose de los extremos.

En conclusión, definitivamente la canciller Ángela Merkel se crece en las crisis y eso en buena medida es porque hay una congruencia entre lo que piensa, siente, dice y hace; producto de valores definidos y arraigados en lo profundo de su ser. Un buen ejemplo para estudiar lo que es un verdadero liderazgo para una nación.

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