Escribir es doloroso. No lo veía así porque siento un enorme placer al hacerlo. Pero es claro que en tu teclado o tu pluma queda mucho de ti cuando escribes con un gran esfuerzo por ser leído y creo que es mucho más el esfuerzo que debes hacer cuando escribes, para ser escuchado.

La construcción de un buen discurso político, entendido no solo como la intervención ante un público, sino como un relato que será la plataforma a partir de la cual te vas a conectar con los ciudadanos; demanda mucho más que palabras bonitas, genialidades del momento o un vulgar copiar y pegar.