El discurso en campañas electorales ha prevalecido desde los inicios de la comunicación política.
Cuando el discurso político no conecta con el elector significa que su elaboración no tiene sustento en una investigación del mercado electoral, por lo que se deberá de relaborar la estrategia discursiva de campaña, pero ahora a partir del conocimiento del electorado, de sus demandas y motivaciones para actuar.
Es necesario que los consultores políticos tengan en mente que toda sociedad tiene significaciones propias que le permiten interpretar el mundo y su alrededor, si el consultor logra abstraer ello podrá explotar esos símbolos o significaciones a favor de su candidato.
Poner en práctica lo anterior es posible con la mera acción de adecuar el léxico del candidato a la realidad social del territorio en el cual se desarrolla la contienda electoral, ya que ello es un factor positivo para la adhesión de ciudadanos a su propuesta política.
El discurso en campañas electorales ha prevalecido desde los inicios de la comunicación política, lo cual refleja que ha pasado por un proceso adaptativo respecto a las reacciones del ciudadano y de la sociedad en su conjunto y, al tener objetivos definidos y medibles, es considerado un componente de la estrategia de campaña que tiene como finalidad última una conexión con el elector. Cuando lo anterior falla es casi predecible que la campaña electoral también fallará.
Si lo que se busca es revertir esa falta de adhesión del electorado hacia el discurso político de nuestro candidato éste, como menciona Mato “tendrá que basarse, necesaria y exclusivamente, en aquellos temas que preocupan a los ciudadanos”.