Hoy en día son muy pocos los políticos que utilizan un mensaje de unidad, tolerancia y consenso.
¿Es la intolerancia parte de nuestro ADN, o ha sido inyectada eficazmente por los operadores políticos con sus discursos divisionistas. Vivimos en una cultura del odio en la actualidad?
Desde hace muchos años, los viejos zorros de la política han sabido utilizar esta estrategia, elegir un sentimiento primario y exacerbarlo hasta las últimas consecuencias. Inocularlo, como un germen que se multiplica sin demora, y avivarlo a cada instante, con cada declaración, mientras se transmite de uno a otro.
La estrategia es vieja y es cruda. Las cruzadas constituyen un clásico en la materia, una obra maestra de la cual han aprendido muchos, con la promesa de llevar la salvación a los pueblos que estaban condenados a un infierno que no existía, arrasaron civilizaciones y menguaron poblaciones para que quienes venían detrás pudieran quedarse con todo.
La reciente campaña de Trump nos hace pensar que su equipo de estrategas ha utilizado de manera eficaz este sentimiento primario en el electorado.
“Atacar, atacar, atacar; desmentir, desmentir, desmentir”, fue la táctica de Roger Stone, principal ideólogo de la campaña republicana y columna vertebral de la brutal y despiadada estrategia que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca.
Sin respeto al juego democrático, sin un relato constructivo, ni políticas públicas definidas, ni agenda internacional, el objetivo fue simplemente destrozar al rival mediante ataques personales, desmentidos posteriormente, tan simple como demoledor, tan brutal como efectivo.
La campaña Make America Great Again ("Hagamos a Estados Unidos nuevamente grande"), obligó a que la gente diga sí o no, o estás conmigo, o eres el enemigo y esa fue su mayor fortaleza.
Hoy en día son muy pocos los políticos que utilizan un mensaje de unidad, tolerancia y consenso.
¿Pero qué tan expuestos estamos en la actualidad al odio los ciudadanos, contribuimos de alguna manera a alimentar esta cultura del odio y la pregunta clave, nosotros mismos nos alimentamos de él?
Un discurso radical y antisistémico se ha venido profundizando en las Redes Sociales, erradicando en muchas ocasiones la posibilidad de sostener debates informados en el marco del respeto y la tolerancia que le dan sustento a una cultura amplia de los derechos humanos. En lugar de encontrar en el ciberespacio una nueva forma de manifestar ideas y críticas razonadas, el discurso de odio va ganando espacios en beneficio de una visión de demérito a las opiniones diferentes. Esa ruta es equivocada. En todo caso sólo nos lleva a la descalificación y al desprecio a los demás.
Sin duda, nos enfrentamos a una nueva forma de hacer campañas electorales motivadas por la industria del odio, plagadas de trolls que bajo el anonimato tienen la libertad de insultar, descalificar, denigrar y desprestigiar a cuantas personas se encuentren en su camino. Me atrevo a afirmar que con el tiempo este tipo de estrategia llegara a cansar al electorado hasta el hastío.
En los próximos meses los bolivianos seremos sometidos a una agresiva y dura campaña electoral de Elecciones Generales, según fuentes oficiales del gobierno, las Juventudes del Movimiento al Socialismo capacitarán a sus cuadros en el uso de Redes Sociales para promover los logros del gobierno y así sumar apoyo para la reelección del presidente Morales.
Esperemos que el manejo de la comunicación por parte del gobierno y la oposición consideren llevar a cabo una campaña limpia, cuyo único propósito debiera ser el debate, no solo con diversidad de argumentos y opiniones disponibles en el espacio público, sino también tener la posibilidad de experimentar y enfrentarnos a argumentos contrarios a los propios, estamos ante el reto de construir un nuevo campo de juego donde los usuarios redefinan su posición, donde las instituciones asuman efectivamente los principios de inclusión, diversidad, participación, representación, apertura y que reduzcan las crecientes brechas sociales.
La ciberpolítica busca en principio la potenciación de la interacción humana que hace algunos años hubiera sido inimaginable. Es muy importante entender que el Internet es la plataforma ideal para que la política adopte nuevas formas y pueda transformar a la sociedad.