El miedo es un dispositivo estratégico empleado para doblegar la voluntad humana.
El miedo, como categoría de análisis, abarca distintos planos; tanto de la vida cotidiana y en el ámbito político. Además, es una de las premisas básicas para el ejercicio del poder, ya que es una herramienta fundamental para facilitar la aceptación o imposición de los intereses de las clases dirigentes que buscan perpetuar su dominio.
Entonces, se puede indicar que el miedo es un dispositivo estratégico empleado para doblegar la voluntad humana y adormecer la capacidad de los individuos para tomar decisiones emancipadoras.
En el plano individual, una persona que vive con algún temor, real o infundado, no está en condiciones plenas para comprender su entorno y, por ende, visualizar salidas por lo que reproduce dependencias e inmoviliza su actuar en un círculo vicioso con el opresor.
Michael Foucault, el teórico contemporáneo más prominente que ha analizado el poder, estaría de acuerdo en indicar que la consigna del partido gobernante en México es la construcción de “cuerpos dóciles y disciplinados” para hacer funcionar el engranaje micro y macrosocial del orden establecido.
En las últimas fechas, la sociedad mexicana ha sido testigo de una campaña publicitaria que pone en el centro de su propuesta al miedo colectivo y lanza amenazas veladas a los mexicanos de que si los resultados de las elecciones no favorecen al poder en turno, entonces perderán muchos de los beneficios sociales hasta hoy ganados.
Irrisoria la medida, pero efectiva en muchos casos de crisis de los poderes fácticos establecidos, que han sabido capitalizar el miedo, fomentar violencias y satanizar las propuestas de los dos oponentes que han desbancado al candidato oficialista.
¡El chupacabras vive!
El chupacabras sigue vivo, ahora ha encarnado en seres roba despensas y destructores de las instituciones que buscan reeditar el miedo colectivo, al igual que hace algunas décadas, mediante el uso de mensajes publicitarios para desmotivar al electorado.
Los estrategas del poder en turno saben que el mejor escenario que pueden construir, en el marco de su peor campaña electoral de la historia contemporánea del país, es evitar que el electorado joven vaya a las urnas.
El voto duro del partido en el poder (adultos mayores y sector rural) no es suficiente para ganar las elecciones, por lo que si este segmento electoral sale a votar significará que su pérdida sea mayor, por lo que el mensaje del miedo será parte de la agenda pública diaria para impedir que los switchers, jóvenes indecisos, salgan a sufragar.
En ese contexto, la campaña electoral próxima en México estará plagada de violencias y la instalación de dispositivos del miedo será parte de lo cotidiano, a fin de buscar resultados electorales favorables y mantener a toda costa el poder.
Es más, es previsible que en esta campaña nuestro país escale a la cúspide de violencia que experimentó Colombia en la década de 1980, donde la exhibición del terror permitió la instalación de poderes locales como el paramilitarismo, un grupo social financiado por la clase política y económica de ese país para exterminar cualquier expresión de protesta y proteger los intereses de las élites regionales.
El paramilitarismo utilizó la violencia y el terror concentrado de manera sistemática y le significó a ese país miles de muertes, cientos de poblaciones desplazadas de sus hogares, asesinatos de activistas sociales y periodistas, costosos esfuerzos para la paz y heredaron una débil institucionalidad que todavía no se logra fortalecer del todo.
Entonces, corresponde al pensamiento crítico, a los sectores sociales progresistas, a los jóvenes de rostro y corazón sincero explicar y contener los miedos colectivos. Para ello, es importante tener pleno conocimiento de las propuestas de los candidatos y las candidatas para favorecer a quien realmente responda al interés colectivo y no a un grupo o élite en el poder.
La campaña que viene será una campaña del miedo, que solo se revertirá con inteligencia creativa y la necedad de quienes aspiramos al otro México posible.