Las fake news son hijas del desencanto y el miedo.
Tras casi un mes de incendios imparables en el pulmón de América, el Amazonas, ayer las redes se encendieron por un milagro. "Alguien" publicó "llueve en el Amazonas" y subió fotos que ilustraban cómo, por fin, se ponía límites al desastre y la muerte.
"Hacía tres años que no llovía". "La naturaleza apaga el dolor". "Cómo hay gente que no puede creer en Dios", replicaron los tuiteros en lo que fue el tema y la tendencia del día. Incluso hubo videos que certificaban el milagro.
Todo fue una burda mentira. Una estafa. Una fake news, como se llama ahora a la intencionalidad manifiesta de engañar. En el libro de mi autoría recientemente publicado "Mentirosamente", reseño por qué aparece una fake news en los momentos más "calientes" (valga la expresión) de una noticia.
En el medio de la disputa del presidente de Brasil Jair Bolsonaro y los ambientalistas y la presión internacional (la ONU pidió proteger el pulmón verde e Irlanda amenazó con no avanzar con el acuerdo con el Mercosur), la noticia de la lluvia sonó también como un alivio político.
La realidad es que esos datos "inundaron" la web mucho más que la lluvia el Amazonas. El "germen" de la noticia fue el sitio QSNoticis.mx. En Google, apareció con el título "Por fin llueve en el Amazonas" pero al ingresar al link, esa nota ya no existe. El nuevo titular dice, en cambio, "Llueve en el Amazonas según internautas pero podría ser Fake (VIDEO)". Es decir, disparó la flecha, hizo el daño y escondió la mano. Que los "internautas" se hagan cargo de la desmentida.
Las fake news llegaron para quedarse. El "homo conectadus" deberá desarrollar nuevas habilidades, como aprender a detectar que es fake news y qué no lo es. Será la única forma de ignorar mensajes que advierten que Fanta embotelló ácido muriático o que la cucaracha se metió en el envase de yogurt. O entender que la mentira "llueve en el Amazonas" no solo traduce el deseo de los millones de personas que necesitamos aire para vivir. También hay operadores políticos que necesitan -fervorosamente- que esa mentira se la crean como una absoluta verdad
Y también podrá detener atropellos peores.